viernes, 23 de agosto de 2013

LA LIEBRE Y EL TIGRE

Un día dando un paseo por el monte, un joven vio muy sorprendido que una pequeña liebre llevaba comida a un tigre que estaba malherido, el cual no podía valerse por sí mismo.

Le impresionó tanto ver este hecho, que regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.  Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un trozo de comida cerca del tigre. Auguró el final de la liebre. “Cuando el tigre se recupere, se la va a comer”

Pasaron los días hasta que el tigre se recuperó y pudo buscar comida por su propio pie. Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales dijo:

- Caray, no todo está perdido. Si los animales que son inferiores a nosotros son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas.

Entonces decidió hacer la experiencia.

Se tiró al suelo simulando que estaba herido y se puso a esperar que alguien le ayudara. Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda.  Estuvo así el siguiente día y nadie lo iba a levantar. Se sintió muy decepcionado.  Entonces comprendió cuan solos se sienten aquellos que esperan algo de los demás. Sintió la soledad del hambriento. Pero entonces, de pronto, escuchó una voz muy dentro de él que dijo:

“Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad para encontrar a tus prójimos como hermanos, deja de hacer el papel del tigre, y toma el de la liebre.”

Reflexión:

No esperes que otros se fijen en tus problemas, en tus debilidades, en tus angustias. Tú te conoces muy bien y sabrás enfrentarte a la  adversidad. Es cierto que  necesitamos de la ayuda de los demás para salir adelante, pero no lo tomes como una premisa. Confía en ese Ser Superior. Sé humilde y da algo de ti para que puedas recibir.

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